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Amaia Argiñano Ameztoy

Gerente de Bodega

Zarautz, 1986

Gestiona la bodega ‘K5’ de txakoli, donde elaboran distintos productos, todos ellos basados en la uva ‘Hondarrabi zuri’.

Estudió ingeniería técnica mecánica en Mondragon Unibertsitatea, para luego lanzarse con la superior  industrial. Una vez acabados los estudios, y tras una estancia en San Francisco para aprender inglés, comenzó a buscar trabajo en el mundo del motociclismo.  

Después de quedar vacante un puesto de coordinador en dicho sector, “me apetecía coger esa experiencia; el hecho de viajar por el mundo me motivaba”, explica. A medida que trabajaba fue aprendiendo para un nuevo puesto de telemétrico, donde “me enseñaron por medio de manuales y fui poniéndome la pilas”, recuerda la zarauztarra. Así pasó siete años.

No en vano, su vida ha transcurrido formándose para cada reto que se le ha presentado: “Me gusta mucho estudiar. Mi lema ha sido que lo aprendido era para un conocimiento propio y, si me apasiona algo, lo disfruto y me motiva”. 

En cuanto a la bodega ‘K5’ se refiere, en su familia querían que tomase el mando de la misma, pero el mundo del motor se cruzó nuevamente en su vida: “Me vinieron ofertas de otros equipos de motos y, aunque me daba apuro dejar el equipo del aita, decidí probar otra marca, para no ser ‘la hija del jefe’”. Para ello, realizó un máster de ingeniera de competición, en concreto. 

De todos modos, cumplidos ya los objetivos de la experiencia en el mundo de la competición, se lanzó a por nuevos retos: reflexionó sobre su futuro y tomó rumbo a otra de sus pasiones relacionadas con la naturaleza: la viticultura. Fue así como el último año, entre carrera y carrera, realizó el Master de dirección de empresas vitivinícolas a distancia en la Universidad de La Rioja para incorporarse después a la gerencia de la bodega ‘K5’, concretamente, en diciembre del año 2019.

De hecho, en sus viajes en los campeonatos de motos había disfrutado y aprendido sobre la cocina de cada uno de los lugares que pisaba. A ello hay que añadir que la gastronomía la ha mamado desde cuna, ya que pasó por distintos puestos en el Hotel ‘Karlos Arguiñano’: “He sido pinche de cocina, camarera los fines de semana en la barra y sobre todo en la recepción. Así nos lo han inculcado en casa, sobre todo mi madre”. Arguiñano dice ahora que todo ello “hace valorar” las cosas, la vida: “Desde los catorce años hasta la veintena, he perdido experiencias y no he podido disfrutar de mis amigos”, apunta. 

Respecto a la relación que tiene el txakoli con la hostelería, esta gerente la ve “con un largo recorrido por hacer”, ya que, en su opinión, a otros productos se les da “más protagonismo”: “Hace falta valorarlo y formar al profesional. El público en general lo ve como un vino, pero tiene unos aspectos especiales muy marcados y elaborado con uva minoritaria”.

En cuanto a los retos de ‘K5’ se refiere, afirma que son, entre otros, “fortalecer la imagen del txakoli. Nosotros trabajamos en el envejecimiento de las lías y en botella”. Asimismo, Arguiñano apuesta por el lanzamiento al mercado de un mayor número de productos en la línea que lleva la gastronomía vasca.