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Borja López Pardo

Agricultor

Bilbo, 1979

Trabaja en el sector de la agricultura ecológica, la Cebolla morada de Zalla, los nabitos de Nabarniz, la alubia de Enkarterri, el pimiento de La Barranca o choricero de toda la vida,  son sus señas de identidad.

Su dedicación hacia la agricultura le nació cuando era niño: “Soy hijo de la primera generación que salió de la zona de Encartaciones para llegar a la ciudad”, afirma el bilbaíno.

Aunque comenzó a estudiar económicas, no le gustó y en el año 1999 se marchó a la Escuela Agraria de Derio con el fin de estudiar para ser guarda forestal. Su especialidad fue, concretamente, el trabajo con la procesadora de árboles. Siguió en la misma escuela impartiendo tanto dicho tipo de formación como colaborando con ‘Hazi Fundazioa’: “Empecé a gestionar cursos de emprendimiento en el sector primario”, recuerda. 

Ahí fue cuando López se planteó verdaderamente sumergirse en el mundo de la agricultura ecológica. “Había otras opciones, pero me tiré hacia ello, dando más prioridad a la necesidad que al ocio de llevar un hotel rural. Me veía más con una azada que delante del público en un hotel. Era lo que había mamado con mi abuela”, explica con pasión. 

Los comienzos los recuerda confeccionando lotes de productos ecológicos: “Empecé a vender a restaurantes”, detalla. Ello le llevó a mantener contacto con ‘Slow Food Bilbao Bizkaia’, ya que “disponía de las semillas originales”.  Así fue como arrancó la relación con los restaurantes, exactamente, en un intento por recuperar antiguas verduras y recopilar variedades para la alta cocina. Así sigue actualmente también, porque el proceso de recuperación continúa: “Con los chefs la relación es muy directa, por lo que vamos probando la agricultura ecológica antigua y moderna”.

Por ejemplo, con el cocinero Josean Alija ha realizado una planificación para todo el año, “para así intentar llegar a todas sus necesidades”. También con el chef Álvaro Garrido, puesto que ambos “les dan valor a lo que hacemos”, comenta López.