Comenzó a trabajar en la recuperación de las razas bovinas autóctonas ‘Terreña’ y ‘Betizu’ junto a su hermano Braulio Arriaga, una iniciativa que siempre ha compatibilizado con su oficio de bombero.
Su padre y madre han vendido productos de caserío casa por casa en el pueblo de Arrigorriaga, en Bizkaia. Los dos hermanos comenzaron con 25 cabezas de ganado en el año 1989 con lo que hoy continúa siendo su ‘hobby’. Ello gracias a unas ayudas concedidas por la Diputación Foral de Bizkaia, provenientes, a su vez, de un proyecto de Europa. Fue así como arrancaron con la cría de la raza ‘Betizu’ y poco después con la ‘Terreña’.
Arriaga, perteneciente a la asociación ‘Slow Food’ de Bizkaia, comenta que con el paso de los años “se ha ido perdiendo” la producción de razas autóctonas. Por ello, los dos hermanos han ido poco a poco recuperando dichas dos especies: “Hemos hecho de todo para la mejora de la raza”, en la que lo más dificultoso ha sido, dice, “el trasplante de embriones”.
Actualmente, disponen de una segunda cuadra en la localidad de Amorebieta-Etxano, sita en Bizkaia. Es así como tienen separados los terneros de las terneras y han conseguido duplicar las cabezas de ganado que tuvieron al inicio del proyecto.
“Nuestro sistema consiste en sacrificar a los seis o siete meses. Normalmente nacen en marzo o abril y en octubre o noviembre, los retiramos de la madre y los llevamos al matadero. Esa es nuestra forma de trabajar”, apunta el vizcaíno.
Además, han producido cecina con piezas de las partes traseras de animales engordados entre tres y cuatro años, aunque el problema siempre ha sido el mismo: el proceso no es rentable y la clientela no valora su producto.
Su producción anual, concretamente, la vende en la escuela de cocina de Artxanda así como en algunos restaurantes en formato de media pieza o entera. Pese a ello, no ve con buenos ojos el futuro de la ganadería: “Cada vez son menos los que viven de esto. El que tiene una gran cantidad puede que sí, pero en la actualidad la gente cocina cada vez menos en casa; en la televisión hay muchos programas de cocina, pero luego no se pone en práctica”.
Por tanto, este criador piensa que la gastronomía diaria “está sufriendo” debido a la COVID-19 y que su proyecto no encaja en ella, ya que “no se valoran” sus artículos culinarios. De todos modos, él tiene claro que su lema “es la calidad, por encima del precio”.